lunes, 24 de octubre de 2011

Llueve

















Cae el sirimiri al crepúsculo, junto al postrero día y a la petulancia con la que caminan los ligeros de paraguas, apagando lenta pero incesante la bruma creada por los autos que atraviesan el chaflán de mi vivienda.
El agua lo gobierna todo, cambia y dirige destinos, regenta patios, preside balcones y maneja ríos por oscuras fachadas; cae de lado próximo a mi ventana, el alféizar repele el ligero acoso y deja sólo entrada a bocanadas de aire renovado y fresco.
Él es patrón de tardes muertas, de halagos y agasajos por su fría estampa, de aficiones y reuniones, de postales y rendiciones.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Psicopatología de la memoria


"Medianoche de queso y sobrasada, fina rebanada y rebosante aceite, alguien retrepado, soñoliento, con un ligero céfiro en la cara, sonrisa eterna, vino turbio untado en roña y dedos firmes atezados.
Suelo pétreo, ladeado, con balones apelotonados en la esquina y alambres raídos en forma de cortina.
Barba ásperamente suave al roce, de nuez acentuada, olor a menta y manos frías con fáciles vestigios de duras madrugadas.
Figuras de cimbreante paso reculan en la misma esquina que la pasada pascua para un giro más holgado, fragor a espuertas al llegar el santo hasta la ermita y frágiles zagales cargando el peso de toda un día.
Canicas, canicas verde alfalfa y azul nublado, enterradas en fango por una inusitada madurez; bancos verdes de listones largos y remates beige, fatigados de albergar balones, aguantar panderos y soportar riñas a doquier.
Una guitarra muda en el canto del baúl y una litera con pinta de trinchera, música lenta de fondo que hiende el aire con frases preeminentes y una turca del copón.
Falsas vías en pétreas esperanzas, perspectivas de ilusión y fugas de alguna rastrera ambición.
Él sentado, filtro en mano, tarde de cajón y una vida de camastro, zanahoria de corte fino a media tarde, dos pasiones, dos edades, rojo y blanco, un lenguetazo, un secreto y un bombón.
Marrón canelo el reborde, mece como si fuera un alfiler, patas anchas arqueadas y cosquillas para un bebé.
Un grillo en la cochera, encerrado al lado de la niñez, de la juventud y de la sensatez.

lunes, 19 de septiembre de 2011

But to risk, we must,
Because the greatest hazard in life is to risk nothing
The man, the woman, who risks nothing, does nothing, has nothing, is nothing.

Ralph Waldo Emerson

(a TI, por atreverte...)

lunes, 25 de abril de 2011

Sopesando las frases que había pronunciado estando ayer de cháchara notó que ninguna le había lastrado más que la de tener que admitir que el neoliberalismo se había apropiado de su reloj, del cambio matutino de camisa y de su apestosa y refrescante colonia que le embadurnaba del cogote hasta las orejas, meditó en aquel momento huir de las pachangas caseras en las que se encorsetaba domingo tras domingo, de desertar del tránsito diario y de sofocar las sempiternas charlas que aborrecía su conciencia sin parar.
Todo surgió al hurgar en su bolsillo y descubrir el cargo de la compra relleno de frases inconexas solo enlazadas en su mente, le extrañaba el capricho de escribir sin la pachorra que la caracterizaba, y debía de ser así porque sus ideas surgían y zarpaban bruscas, así que retomó el pescado que tenía a medias y se encomendó a sus pétreos ideales, pendiente de que algún día quizá próximo tomaran vida en forma de inflexión.

martes, 5 de abril de 2011

"Numeré el portal contiguo al que llamé y los adoquines entre el asfalto y mi desfachatez, numeré los barrotes de la baranda y las fichas mal archivadas, mi canal de cocina favorito, las fotos del último viaje, numeré también los días que faltaban para mi salida y los rasguños que el gato me dejó durante el mes, cifré los segundos que aguantaba la respiración al nadar y las olas que rompieron al pasar, ordené mentalmente las fechas de caducidad, conté las veces que no llegué y repasé las ocasiones en las que coseché, memoricé la cantidad de días sin fumar y trate de olvidar la cantidad de gélidos días que pasé sin él, calculé las señales que debía haber y resté las que no acaté, repasé las manos que estreché, las camisas que tenía mal planchadas y sumé los libros que aún me quedaban por leer, rendí cuentas de las veces que fui capaz de enumerar y en las que me vi
incapaz de descifrar."

miércoles, 30 de marzo de 2011

O esperar


"Puede ser que te confundas y empieces a correr, a acelerar el ritmo sin razón aparente y falto de motivación, por caminos largos y encorvados, dirigiéndote me temo a un sitio inútil, perpetuo en un tiempo agotable, un lugar de espera para gente que sólo espera, esperando que salga un tren o que se presente un autobús, o que despegue un avión, o que llegue el correo, o que tal vez suene un teléfono o que deje de llover, o que emprenda a nevar, o para recibir un sí, o un no, o unos pendientes o unos pantalones, o una peluca o una segunda oportunidad."

lunes, 7 de febrero de 2011

...la luz que entra por la persiana es pajiza, es curioso como lucha entre las rendijas por marcar una línea discontinua en la pared; creo que ayer Ana me vio pasar por delante del estanco cuando compraba hebras de liar y unas cuantas boquillas; hacía como dos meses que no la veía, me pareció que iba a estudiar pero no recuerdo si este año se matriculó, casi le pierdo el rastro; va, va, concéntrate, concéntrate, solo tienes que respirar hondo.. joder, si no tengo sueño; y el edredón este que me regaló ayer mi madre es demasiado gordo, casi no puedo ni respirar! me dijo que era para esta época o que lo pusiera mas adelante? no lo recuerdo.. o quizá sea la parte de arriba del pijama la que me sofoca, porque las piernas las tengo frescas; ayer mi viejo debió darse cuenta que Natalia y yo no estamos demasiado bien, las miradas matan y ella me ajustició unas cuantas veces en la comida, se le hinchaba la vena con vehemencia cuando hablaba con María; bueno, mas que vena debía de ser una arteria porque latía tal cual chillaba ella, en fin qué mas da! tengo que recoger mañana los impresos del banco y aún no sé que carajo decirle para que parezca un casual, a que hora me levanto? a las ocho creo que me dará tiempo, me despertaré a esa hora sin reloj? porque no me pienso levantar para poner la alarma ahora, de aquí ya no me muevo; concéntrate; mi hermano Andrés me dijo que me llamaría ayer pero no hay noticias, el pájaro ha estado todo este mes en Kenia! o me dijo Uganda?? mierda de teléfono éste, no me funcionan los cascos y ya debe de haber empezado el programa de medianoche, hoy quién hablaba? creo que he visto en la prensa que entrevistaban al ministro del interior, menuda pantomima; concéntrate, concéntrate; tengo que coger las botellas de cristal que están en el lavadero y bajármelas por la mañana, cuanto menos sepa Natalia de lo del sábado mejor, porque no está el horno para bollos; y dónde estaba ella? me parece que se fue a comer con Mercedes, uf, como está Mercedes... mira que hay que ser tonto para dejar a una mujer así, que pensará ella de mi situación? porque con Natalia le deben de dar al pico que es un gusto, con Javier hablé yo ayer pero no entramos en detalles, no me apetece; al final en las parejas las crisis dejan de ser cosa de dos, esta claro joder, siempre uno de los dos recurre a las amistades o la familia para poner a caer de un burro al otro o recibir el consejo fatídico de turno; concéntrate, respira hondo; la de humo que se respiraba hace nada en el bar de Juan y las ganas que he pasado de salir y fumarme un pitillo, me he tenido que morder incluso los nudillos, y si lo dejara? cuánto tiempo necesito para concienciarme y dejar esta mierda? el martes con David en la planta de "onco" debería haber sido suficiente para replanteármelo; concéntrate; mañana bajo y me compro un pollo en la esquina de enfrente, le compro las sillas a Luis y me apunto al curso de sensibilización que Natalia secundaría sin pensarlo...

sábado, 22 de enero de 2011



















Sólo alcanzó a ver aquella ennegrecida charca que quedaba al sur de su mirada, la perenne carretera perdía su verticalidad a golpe de olas de calor, casi como si lograra derretirse, de manera súbita soplaba la ventisca a aquellas horas, inopinada hacia un atardecer que le ajaba los labios.
Averiado el auto ni tan siquiera esperó socorro alguno, creía tenerlo todo controlado en la situación más convulsa del día; aún rezumaba humo el capó cuando prendió el veguero acartonado que le quedaba en la guantera y exhaló de un soplo toda la ansiedad acumulada, el ardor que insuflaba aquella tierra era propio de una ciudad árida al oeste y él no debía distar mucho de allí.
Aquella mañana había extraviado la guía desde donde se sostenía su moral facilitando así que entraran en escena frases y actitudes aún inéditas; falseó el tiempo de espera por el páramo hasta que el terreno le enfangó las botas y reverdeció sus fobias prófugo de un tiempo poco dado a clarear fondos índigos.
Camino de nada y distanciándose poco a poco del coche vió reverberar a lo lejos las marchitas placas de una cabina de teléfono, el mamotreto aguantaba estoicamente la tórrida tarde y había encontrado ya en su base la forma perfecta de simbiosis con el entorno; fantaseó aún a lo lejos como descolgaba el auricular y espetaba sus primeras palabras junto a ella, atrincherada en el silencio del palmeral habría albergado miles de conversaciones convulsas y crispadas y en ella había un poso de decrepitud que la hacía digna para la estampa; el plan ya estaba en marcha y él solo tenía que dedicarse a una cosa: postergar el día y exhumar la noche.