domingo, 21 de marzo de 2010

Satisfecho

"Facturó el sueño y la ansiedad con una dosis de diazepán, aún sabiendo que el autocar no le llevaría mas allá de donde sus ojos alcanzaban sabía que necesitaba imperiosamente salir de aquel lugar, de aquella calle que le resquemaba el aliento. Selló el bolsillo contiguo al del sobre donde se depositaban sus pequeñas esperanzas de finiquitar su deuda y encendió el último cohiba que había comprado en la cochambrosa tienda de su rubia manceba; aún saboreaba el último rechazo de ella a una huida conjunta y en realidad sabía que era lo más razonable. El interurbano era tan viejo como su duda, llegó rechinando hasta su altura y envistió la línea amarilla de parada que había pintada a sus pies, los asientos rezumaban olor a yodo y el pasamanos estaba refrescantemente frío al contacto. Recordó los viajes interminables de juventud y ansió que el trayecto fuera perenne para poder olvidar la partida de póker de la noche anterior, sin embargo no había cobijo entre sus pensamientos y decidió mirar al horizonte con la mente puesta en blanco. La foto que llevaba aferrada a su mano derecha captó la atención de la niña de enfrente, era de cartón piedra al tacto, de fondo azul y esquinas estriadas, tal vez era el viaje siempre soñado, o quizá la postal que nunca esperó que llegará hasta que abrió el buzón aquella mañana."

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Con tus historias consigues que el lector pueda tocar, sentir, oler...
letras vivas
sigue...
:)

Saritah dijo...

Me ha gustado mucho el mini relato.
Muy buena la manera en que expresas, llega muy dentro.

Saludos

Anna dijo...

El de Saboreando y este, dos muy buenos escritos que te transportan al sitio donde tú estas! (aunque sólo estés mentalmente).
Me encanta!