viernes, 31 de diciembre de 2010

Ausencia


Perder el pundonor, bajar la mirada y asumir la nada debe ser como frenar al alma; una afrenta sin igual, un pesar al que nadie ansía llegar; no se debe vivir al amparo de la lluvia, de calumnias entre el barro ni de sentir las llagas por las noches mal pasadas.
Vil deber ser el hosco camino que te remolca hasta ahí, me da rubor admitirlo, asimilar la impudicia de semejante retrato, de tamaña vileza que se nos presenta cada día en trenes y tranvías, en portales y en rastros de ninguna parte, el hambre y la escasez, la carencia de cobijo, de albergue y de morada; permitimos y consentimos, cada vez más al amparo de nuestro entorno olvidamos mas allá de donde nos alcanza nuestro ahorro, de donde no queremos ni nunca quisimos alzar la vista; solo se experimenta cuando la mezquina indiferencia se presenta ante ti.

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