martes, 19 de marzo de 2013

Las huellas tenues del lucero, la levedad de un cuerpo en brazos de otro, el desaliño natural tras tu vida solitaria, todo ello ocurre a miles de kilómetros de tu estampa, ocurre en el secarral de tu imaginación, en las ubres vacías de tanto chupar, en las siluetas del ocaso desde tu ventana, ocurre a diario en tu ciudad, en las grutas de la tortura que antepones a tu sensatez.
Todo ello ocurre a diario, dentro de ti, para desgracia de mí.

 (A ti, Bufo)

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