Veis esta copa?, preguntaba, sosteniendo un vaso.
Para mi, esta copa ya está rota. La disfruto, bebo de ella. Retiene mi agua admirablemente, algunas veces incluso refleja el sol con unos patrones preciosos. Pero cuando pongo mi copa en un estante y el viento la golpea o mi codo la tumba sobre la mesa y cae al suelo y se hace pedazos, digo “Por supuesto”.
Cuando comprendo que este cristal ya está roto, cada momento con él es precioso.
Hace 10 años