jueves, 30 de septiembre de 2010

Como


Dulce apatía la que no te deja deplorar, que te retiene y entorpece, que te entumece, como el muelle al gatillo y el alambre al prófugo. La realidad que no deja sobrevivir es la que no te deja caminar, como el miedo, como el aullido o el sinsentido.
Las vallas que te retan cada día son apátridas, como el jugo fresco que bebes cada día o como el himno de un general; sólo empiezas el viaje cuando es incierto, eventual, aleatorio. Cuando las llamas de tu terquedad te abrasan hasta saltar, cuando anhelas detonar, como lo hace un proyectil, como trona una canción, como calienta un sinvivir...

domingo, 26 de septiembre de 2010

Sin más

Se fijó en el semáforo desde la ventana y advirtió que alternaba sus quehaceres a la par que él, la única diferencia estribaba en la velocidad ya que la movilidad que experimentaban los dos era nula. Rasuró el tiempo de espera hasta la cena con libros de alquiler y misterios de vidas pasadas; las laminas de fina cera que alumbraban la entrada despojaban la oscuridad a regañadientes, cuadros de capa dura y algún recipiente sin más decoración que el cristal eran las únicas referencias a simple vista que el comensal podía ver al llegar.
Pisó el mantel con su irreemplazable búcaro y puso asedio a los fogones mientras esperaba el timbre sonar...