Permanezco inmune a todos los olores que el despertar me trae, avanzo sólidamente al desarrope para no enfriar el tibio calor del sueño ya atajado. Adivino pasos hacia el baño e intento instruir de nuevo a mis piernas el poder natural del caminar; recalco el tacto del almidón al roce y paladeo el jugo fresco que se pega al gaznate al despuntar el día.
Nada consigue disimular obligaciones que arruinan sonrisas a mi alrededor, finas avaricias se adivinan en la última farola, trato cordial con la vecindad, noticieros abandonados al amparo de un portal anuncian cambios repentinos en vidas rutinarias, destripo frases, sorteo manías y no puedo dejar de despertar, todo sucede al mismo tiempo en lustros y en un instante...
Hace 10 años